Otro año más
nuestras emociones irán
por los aires en la ciudad,
dónde una torre erguida
de nombre Giralda, lo mira todo.
Es un desfile tan hermoso
que hace olvidar
que deseo ver nubes negras.
Pienso en el aterrador
verano que se nos anuncia
y las neuronas se me van
a las desaladoras,
o al subsuelo con mucha agua,
Cierro mi mente;
prefiero la imagen
de la mano con mis nietecitas.
mientras les muestro nuestra cultura,
a la vez que disfrutan
con algodón o globos de colores.
Suenan las maravillosas marchas
que acompañan la suprema labor
de los hermanos cofrades.
Se extasian con la misma inocencia
que yo a sus poquitos años.
Con el paso del tiempo,
la historia se repetirá
y ellas serán las abuelas.