No hay herida más punzante
que el desprecio.
Cuando los sentimientos
no son correspondidos,
duele,
duele mucho.
Se compra una llave pasmosa
y se cierra el cofre del pecho.
Pero el desprecio te anula,
es una oscuridad que cuesta
hacerla desaparecer.
Solo esperas esa agua bendita
llamada tempo.
Puedes ir a un brujo, a la ouija
o buscar consuelo
en palabras cariñosas
Pero el desprecio se agarra,
y no te permite ni respirar.
La luz no resurge
con la campana del reloj.
Y nace el resentimiento,
que empuja a la gente débil
a la infame venganza.
La fuerte, busca el camino
de la vuelta a la luz
en la paz del olvido.
El desprecio uno de las peores cosas que se pueden padecer. Como siempre, muy bien expresado el desgarrado que supone sentirse así.
ResponderEliminarNo todo el mundo es capaz de vencer el desprecio tal como tú lo expones. Mucho mérito y aunque parezca una paradoja con mucho sentimiento cristiano, al menos como yo lo veo.
ResponderEliminarEl desprecio es una de las formas más dañinas de tratar a una persona y dolorosa para el/la que lo recibe. La descripción que tu haces muy acertada, un abrazo Maribel
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