Fingiste que me querías,
como mentiste al decir
que querías a tu “carcelera”
porque eres un *bandido*,
¡querido bandido!
Fingiste interés por mi bienestar
dentro de tu influencia,
mientras gritabas sin voz
lo poco que en verdad sentías,
porque eres un *bandido*,
¡querido bandido!
Te sigues viendo atrayente,
con zonas conservadas,
pero lo demás nubla las retinas,
porque eres un *bandido*,
¡querido *bandido*!
Sabias de mi reciente miedo,
no te ha pertenecido,
porque eres un *bandido*,
¡querido bandido!
Verdades y mentiras,
que son medias verdades,
porque solo eres un *bandido*,
y nadie quiere un bandido
en su mochila.
Me gusta mucho este poema y no sé decir por qué. Me entusiasma y me sorprende lo que dice.
ResponderEliminar