Brillan ya las Fiestas.
No lo sé solo por el almanaque,
es el olor a tierra mojada
y las bufandas como arcoíris.
Mi mente retrocede
hasta mis pequeños calcetines,
no me emociono,
pero sí cuando veo
reflejados en fotografías
los anorak de colores
de mis niñas.
Íbamos de belenes,
les contaba historias,
y les hablaba del gordo
de Laponia
que ya estaba de moda,
sin olvidar a los Magos
que siguieron una estrella
para ir a un portal
a ver a un niño moreno,
de piel oscura
aunque nos lo muestren
con ricitos rubios.
Ahora, sus pequeñas
abrirán los regalos,
y yo fingiré sorpresa,
aunque ya pasé por caja.
Nos deseamos paz y felicidad,
y que se porten bien en particular,
quienes tienen que hacerlo,
Y que el destino reparta suerte
como lotería cantada.
Perfecto cómo describes estas fiestas. Cómo la vivíamos con nuestros hijos y como la vivimos, ahora, con nuestros nietos.
ResponderEliminarAsí es la vida, una ruleta infinita.
ResponderEliminarPrecioso
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