miércoles, 16 de octubre de 2024

UNA TARDE PARA MÍ

 








Paseo tranquila, despacio,

saboreando el tiempo,

hoy las prisas no son mis dueñas.

Llego al centro de la ciudad,

miro los escaparates,

no voy a comprar nada,

pero miro los escaparates.

Estoy como flotando,

nada me llama la atención

y todo me la llama.

Son las siete de la tarde,

se enciende las luces normales

y todos los  escaparates.

Pienso, tampoco quiero hacerlo,

solo deseo sentirme viva

disfrutar esa tranquilidad

antes de volver a mi casa,

sola desde hace tiempo.

Te acostumbras

y te gusta recrearte en ello.

Se acabó el paseo,

subo al bus, empujones,

frenazos, ruidos sin mesura,

la calma ha volado

cual ave migratoria.

Pero me he dado

el lujo de unas horas tranquilas

que aprendes a valorarlas

antes de perderlas.

Tarde plácida.

viernes, 11 de octubre de 2024

OTOÑO NUEVO, NUEVA BUENA.

 










Otra tarde que me asomo

para ver la calle.

Los coches, la gente,

el bullicio del fin del día.

Es tarde otoñal,

preciosa, fresquita

pero sin frío, con el anuncio

de lluvia cercana.

Cosas pequeñas que calman,

que dan felicidad.

No pienso en especial

en nadie. Aún así

laten en mi sangre.

Voy mirando lo variopinta

que son las personas.

E imagino a la que acaba

de recoger a sus pequeños,

tienen prisa:

duchas, deberes. cena, sueño.

Hay quién va solo o sola,

llevan carpetas en los brazos.

deben haber cerrado acuerdos

o no han cerrado nada.

Miro el cielo otra vez,

es azul con algodones,

al día siguiente cuando llueva

según pronósticos,

sacaremos los paraguas lisos

o de colores, decisión ansiada.

Son tardes bellas,

que hablan de vida,

preludio del descanso.

Es otoño y verdea todo,

y pronto le abrirá

la cancela al invierno,

que nos traerá felices fiestas.

Menos el verano,

me gustan todas las estaciones

siempre que cumplan.

Cierro la ventana

y sigo sintiendo paz.

Deseo tanto que nadie la estropee

y que se arregle lo estropeado,

que la brisa aún me cobija.

viernes, 4 de octubre de 2024

MI VIDA Y LOS SUEÑOS

 








Dormía, soñaba vestida de niña.

Jugaba, reía ,me entristecía.

Veía a mis padres,

con sus desagradables caras.

Las del sueño eran cariñosas,

reñían con buenas palabras,

sin coscorrones ni cosas peores,

la correa de pegar no estaba.

El miedo aún no tenía

todo su dolor.

El sueño seguía

y me veía dando vueltas

con un vestido como de novia

retrogrado, blanco, tonto.

Tenía un recogido en un hombro

que dejaba al otro fuera.

Bonito, redondo, joven.

El novio no estaba,

pero mi corazón lo sentía.

Fueron cayendo almanaques

el azul del cielo era distinto,

incluso los nubarrones y el agua.

Ya no había vueltas de felicidad

se habían convertido en cansancio,

en arrugas antipáticas.

De pronto, un ruido,

tal vez una ambulancia

con sus prisas por ganar,

o un patrullero con urgencia,

me despertaron,

Repasé el sueño

no quise recuperar

mi verdadera infancia.

ni los años de después.

Tapé el bonito espejo

de mi alcoba.

El pasado es pasado,

el futuro ya cada día más corto.

Me di la vuelta y pensé,

aprovecha el presente,

las migajas que da

a menudo hacen feliz.

Y me quedé dormida.

Nunca los sueños,

fueron más sueños.