En estos días, pocos
desde que el año nació,
el cielo está llorando
más de la cuenta.
Parece que mira y ve
sin obstáculos
las atrocidades de abajo.
Más armas, más guerras,
más sangre, más muerte.
Enriqueciendo un oro maldito.
Niños que pasan hambre,
desnudos, sin padres,
que nacieron solo para morir.
Mientras los falsos profetas
se rajan las vestiduras
solo para que nazcan.
Después ni miran hacia otro lado.
En estos días,
el cielo viste de luto,
igual que mi corazón,
lleno de dolor y miedo.
Lo que escribes, aún sin verlo, me llega al alma.
ResponderEliminarDe piedra hay que ser para pasar inadvertido esas atrocidades tan miserables que esos que se llaman mandatarios consienten. Me uno a tú dolor que es el mío y que no encuentro explicación ante estos horrores que se están dando.
ResponderEliminarDesgarrador y, por desgracia, muy cierto. Hago mío totalmente este poema. Siempre me ha gustado la lluvia, pero, en esta ocasión, la veo como describes en el poema.
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