Me has fallado
con la fea cara
de la indiferencia,
o la más fea aún
de la traición.
Parecía que me ayudabas
pero tu reino, la ignorancia.
Quieres flores y no eres
buen tiesto para sembrarlas.
Apuesto por su arreglo,
como jarrón roto
aunque se vean
los filos de los pedazos.
Me has abandonado
de lado echaste mi suerte.
Eso tiene un precio,
te importe o no.
Las dudas me aniquilan,
amanece pero no para mí
si no apartas las nubes grises
y abres el grifo de tu verdad,
me guste o no me guste.
Puede amanecer
porque hasta debajo
de las piedras
se encuentran soluciones.
Pero hay que buscarlas
igual que pepitas de oro.