Estoy tan sola que la soledad
a mi lado es una feria.
No sé cual fue mi pecado,
dar mucho, pedir poco
y hacer de la comprensión
y las dádivas, mi evangelio.
Estoy tan sola,
que ya no oigo ni ruidos
como ventana cerrada
a cal y canto.
No es nuevo,
no me importaba,
tenía mis días
llenos de posibilidades.
Hoy el tiempo
me obliga a parar
y me doy cuenta
de lo sola que estoy.
Pero hay algo más temido,
una mala compañía.
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