Paseo entre los naranjos
de mi patio señero,
dueño de mi tierra sevillana.
Su aroma me retrotrae
a mis calcetines blancos
y a mis zapatitos de charol.
A mis primeros tacones
y a mi mente llena de ilusiones.
Quisiera quedarme en ello,
no puede ser.
El perfume, el mismo,
la belleza del patio, igual,
pero mis días tienen
tintes difíciles de borrar.
Sigo paseando, despacio,
y apagar consigo
el botón de la actualidad.
Solo estoy yo,
mis zapatitos nuevos
y mi mundo por estrenar
Cuando me canse,
volverá el presente.
Ahora toca soñar.
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