El
Sol se ha ido ya a dormir
y la luna brilla en su plenitud.
El
silencio se adueña
de
las calles
y
las flores perfuman
con
más olores.
Una
noche bonita,
si
no fuese por los golpes
que
reciben tantas mujeres
en esos momentos.
O
las bodas monstruosas con niñas.
O esos pequeños metidos
en
el más vil de los negocios.
Ni
siquiera los animales
se
libran de las animaladas
de
algunos mal llamados,
seres humanos.
Cierro la ventana y mi mente.
El
corazón duele mucho.
Mientras,
sin creer,
musito
una oración.
No
sé si mis plegarias
como
mis pequeñas dádivas
llegarán a alguna parte,
pero
aun así, rezo.
Qué tremendo y verdadero es este poema.
ResponderEliminarSiento que me invade tal malestar y tristeza al ir leyendo este poema que pocas son las palabras.
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