domingo, 25 de junio de 2023

YAYA LUCHADORA

 



 






Ese tierno abracito

de los pequeños años,

es lo más sublime

que te puede pasar.

Les cuentas cuentos,

y tienes que sonreír

con sus propias moralejas.

Esa ratita presumida

que se casa con el ratoncito

que va a dormir y callar.

Y escucha a esa minúscula

personita que no tiene

ni un lustro, repitiendo:

“que te calles y que te duermas”.

No se puede llegar más lejos

con menos estaciones.

Es tu bienestar,

la alegría en tus ya días grises.

La sangre se te enciende

cuando unos mamarrachos

quieren recortarles sus derechos.

con tanto esfuerzo conseguidos.

Para atrás, ni para coger impulso.

Por eso su abuela

que se dejó la piel luchando,

mientras tenga con qué escribir

no parará hasta frenar

a esa canallada.

Que no vuelvan a temerle 

al lobo feroz.

 

 

2 comentarios:

  1. Este poema nos concierne a todos y todas tengamos hijas o nietas o no. Es necesario que haya muchas voces que se alcen contra este dislate porque nos va en ello nuestro bienestar y el de los que vengan detrás, sean hombres, mujeres, e incluso animales que también sufrirán estas pérdidas. Lo haré llegar lo que pueda. Maribel

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  2. Por las nuevas generaciones, hay que hacer todo lo posible para que no se den pasos hacia atrás.

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