El Sol me desea buenos días.
Sabe que estoy contenta,
llegó ora vez el otoño
y con él la espera
dentro del globo de la ilusión,
de las gotas celestiales.
Todos los días, abro la ventana,
oteo el horizonte
como los marineros,
sin entender ni un suspiro
de lectura atmosférica,
pero deseando ver las negras nubes.
Y rezo una oración, sin rosario,
para que los que tienen la solución
usen sus células grises,
oxidadas por la ambición.
Dejo de murmurar,
cierro los ojos
y me dejo acariciar.
mañana y tarde,
por la ligera brisa
que dobla ya por las calles.
Qué bonito este del Otoño también que siento como mío.
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