Llevamos la sombrilla
multicolor, con un volante
que lo mece el aire
como a una cuna.
Los más pequeños van
con los cubitos,
las palas, los rastrillos.
Aún son muy nuevos
pero cada día están
más cerca de su plenitud.
Jóvenes guapas e independientes.
Independencia intocable
usando su inteligencia,
sus voluntades
para alcanzarlo todo,
Cruzo los dedos
para que no cambie lo logrado,
solo para mejor.
Llegamos, abrimos la sombrilla,
las sillas, extendemos
las toallas con motivos playeros.
Ya no necesitan manguitos
ni flotadores,
se les enseña a nadar
desde bien temprano,
buena norma, buena costumbre.
Juegan con las palas,
corren, gritan, ríen
y yo sonrío feliz.
En la lejanía,
diviso barcos blancos
con sus velas al viento
y una vez más me emociono
al distinguir el punto
donde el cielo y el mar se juntan.
Las olas me besan los pies,
nos acarician a todos,
y me siento tan niña como ellas.
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