Quiero hablar con mi alma,
pero está silenciosa,
limpia y sola.
La vida, como las cuentas
de los rosarios,
se va desgranando
hasta llegar a la letanía
“ora pro nobis”
Ora por muchas cosas
que fueron pasando.
La vida puede ser hermosa
si no existen miserias
ni de pan ni de penas.
Es buena, importante
y apenas te das cuenta.
Mejor no escuchar las noticias,
apagar la caja nuestra,
el móvil, todos grandes inventos
sin distinguir si de la ciencia,
del cielo o del infierno
porque te atrapan
sin gozar los rayos solares
ni saborear las nubes,
amar la brisa y las olas del mar,
y se te cierran los libros.
Su contrapeso,
las chiribitas de tus ojos
enamorados, o la risa
de tus pequeños,
con sus paseos en carritos.
Pero al acabar la letanía,
después de todas las cuentas,
te peguntas si desearías
que el sol te sonriese a diario
las nubes te diesen agua
mejor que la bendecida,
y la inocencia de los niños
no desapareciera nunca,
porque mañana pudiera ser
un buen día.
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