Cuantas madrugadas
mi mente te ronda,
y pegunto y me respondo:
“Si no tienes nada”
y como tabla de multiplicar.
lo repito, pero ahí está
sin pista de aterrizaje.
Me esfuerzo y apago
los deseos de verte,
de estar cerca de ti
y sentirme entre cojines,
Pero como una mano oculta
se vuelven a encender
todos esos deseos.
No quiero, sí quiero,
mientras sueño esa aurora
en la que solo me alegre
el trinar de los pájaros,
la tenue luz de la mañana
y el ruido activo de la ciudad.
Sensaciones que te anulen
y no seas más mi sombra.
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