La tarde me parecía soleada.
Los niños jugaban y reían.
¿Había niños? No lo sé,
yo los veía, y los veía felices.
Sentía a la gente contenta,
se escuchaban sin prisas.
Los tenderos se saludaban alegres
como vendiendo favores.
Los guardias asfixiados por el tráfico,
emitían gentileza.
Los conductores iban sonrientes
y dejaban dormir el claxon.
¿Qué dónde estaba? No lo sé.
Paseando codo con codo contigo
y la tarde vestía mi ilusión.
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