Hacía tiempo que no me
llovía
en la cara.
Grata sensación en estos
días
de malos augurios.
Me han sabido a poco.
Por el horizonte humano
otra pena ha entrado
en mi solaz.
Podría resolverla.
Solución fea.
que convierte lo mejor
en oscuros buitres.
La lluvia en mi rostro
ha mezclado agua bendita
con la de las penas
que se imponen sin esperarlas.
Ando por la calle y me divido
entre las lágrimas alegres
del cielo
y las amargas mías
¿Es que la vida no cesa
mientras lata el corazón
de deshacer los dobladillas
del alma?
Y mientras espero, sin
esperanza,
que tú fueses el mejor
pañuelo.
No lo cataré, y seguiré
bajo las nubes negras
y las nubes blancas.
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