sábado, 14 de septiembre de 2024

LA GUADAÑA

 









Suena el timbre de la puerta,

es la Guadaña.

Le digo tres palabras:

¡Vete de aquí!

Con sigilo abro y no está.

Desde el primer catecito,

anda a nuestro alrededor.

En mis caídas,

en mis enfermedades.

El día que mi “ángel”,

alerta, me paró de pronto

mientras pasaba un autobús

justo por delante.

En...

todas la pude echar.

Hasta ese día

que no me escuchará,

cada vez más cercano.

Entonces, como somos energía,

me convertiré en algo.

Hay quienes creen

que sobrevivieron

cuarenta días con sus noches,

personas elegidas

y multitud de animales,

sin agua corriente

ni alcantarillado,

ni medicamentos

y no se murieron ni de disentería.

Pues yo sueño

con la maravillosa utopía

de un envoltorio

de paz y felicidad.

No cuesta nada.



2 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho este poema, por lo que encierra de esperanza.

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  2. Para mí la muerte es inseparable de la vida, vamos avanzando con una al lado de la otra, pero vivimos como si ese día fatal no fuese a llegar nunca. No podríamos vivir de otra manera. Buen poema. Un abrazo Maribel

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