Aquel mes de verano
cuando este ya se rompía
fue sorpresivo, distinto,
bueno,
como prólogo de algo bello,
siendo nada de nada.
Pero la vida sigue
y los meses impertérritos
se suceden, y tienes
que abandonar las quimeras.
Se impone la realidad
blanca,
negra o de rabiosos grises.
Te abstraes en clases
con vecinas del barrio,
o en tus reuniones
con amigas de siempre
y las risas y juegos
traviesos
de las pequeñas
que comparten tu día a día.
Aunque en esa inmensa
injusticia
grabada en tu partida de
nacimiento,
ha hecho que cierta locura,
haya colocado un espeso
velo
que no te deja ni pensar.
Es esa oscura fatalidad
a las que has dado
cientos de patadas,
pero con pocos aciertos.
Así que añoras
ese día de verano
que ya se derrumbó,
pero que por malabares
aún alegra tus
días.
Como siempre describes con habilidad tus sentimientos.
ResponderEliminarEste poema es precioso. Qué bien sabes y con qué belleza expresar tus vivencias. Enhorabuena poeta.
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